Si ves un vaso sucio no tomás agua de él; incluso si el agua está sucia no la tomás, comprás agua embotellada. Pero al aire no lo ves. Por muy sucio que esté sigue siendo invisible. Y lo respiramos igual. Y después pagamos serias consecuencias.

Esta es la advertencia que puso sobre la mesa de discusión anoche en “Panorama Tucumano”, el programa de LG Play, el doctor en Química y especialista en atmósfera Rodrigo Gibilisco. Fue durante una entrevista con el conductor y secretario general de Redacción de LA GACETA, Federico van Mameren.

Gibilisco se graduó de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia de la UNT y se fue a Córdoba para especializarse en atmósfera. Luego obtuvo una beca de la Fundación Humboldt para continuar sus investigaciones en Alemania. En 2021 regresó con un proyecto de la Fundación para monitorear el aire en la provincia y determinar el nivel de contaminación de nuestra atmósfera y los orígenes de esa polución.

Hoy Gibilisco trabaja en el Laboratorio de Investigaciones Atmosféricas del Conicet y desde 2022 ha colocado sensores y filtros para monitorear el aire en diversos puntos de la provincia y de la capital. El trabajo ya ha logrado dar algunas pistas de lo contaminado que está el aire que respiramos los tucumanos.

Esos filtros captan las partículas, que son muy pequeñas. “Cada una mide dos micras, lo que es 70 veces más pequeña que el diámetro de un cabello. Y como son muy livianas, quedan flotando en el aire. Por eso las podemos captar, y también por eso las respiramos”, subrayó. Aclaró que esos filtros fueron aportados por la Fundación y que no son costosos. “El hemisferio norte está lleno de ellos, por eso hay mucho apoyo de la comunidad científica internacional para instalarlos en el hemisferio sur”, aclaró.

Cinco meses oscuros

Describió que la polución se acentúa entre los meses de mayo y septiembre, que coinciden con la zafra, la cosecha del limón y el viento Zonda. “Los campos quedan desnudos, el viento levanta la tierra y la montaña hace de barrera, así que esa contaminación se encajona”, explicó.

El especialista lamentó que los tucumanos hayamos normalizado que en esta época lluevan cenizas. “Eso no es normal; y no es necesario quemar la caña. Ya existen tecnologías para producir de otra manera”, aseveró.

Gibilisco reconoció que se quema la caña para abaratar los costos de la producción. A la vez, recordó una frase que a él lo impactó cuando la escuchó por primera vez: “si crees que la economía es más importante que el medio ambiente, intenta aguantar la respiración mientras cuentas tu dinero”. Agregó el comentario que le hizo una socióloga alemana que estudiaba sobre Latinoamérica y conocía sobre Tucumán: “están acostumbrados a privatizar la ganancia y socializar el problema”.

Otro foco de contaminación del aire importante es la emisión de gases de los vehículos que usan combustibles fósiles. En ese punto destacó que el diesel es el más contaminante de todos.

Efectos

Gibilisco enfatizó en que las consecuencias son la enfermedad de la población, particularmente de los niños. “Hoy científicamente está demostrado el daño que produce la polución en los niños, en los pulmones, en el corazón y en el cerebro. Los más chicos son los más afectados porque sus órganos están en desarrollo. Pero también enferma a las embarazadas, incluso puede generar recién nacidos de bajo peso o con problemas de desarrollo o con problemas de aprendizaje”, advirtió.

“Esto se traduce en costos para el sistema de salud, porque curamos al enfermo pero lo volvemos a poner en el ambiente que lo enferma. En ese círculo vicioso los recursos no van a alcanzar nunca”, sentenció.

Qué hacer

El especialista aspira a que el trabajo que está realizando, y cuyos resultados y conclusiones está informando permanentemente, sirva para que se tomen medidas basadas en la evidencia científica. Mencionó, a modo de ejemplo, que cuando se hace la VTV a los vehículos debería controlarse la emisión de gases. También sugirió incentivar el uso de la bicicleta.

Cuestionó también que algunos supermercados exijan a los consumidores que usen una bolsa para cada tipo de fruta o verdura que compran. “¿Para qué usar tanto plástico?”, se preguntó. Y en ese contexto dijo que el ciudadano común puede contribuir no recibiendo bolsas de plástico en sus compras o usando el auto lo menos posible.

“Tucumán es hermoso, es cuestión de empezar a trabajar, y que el turista que venga no tenga que estar preguntando por qué está lloviendo ceniza”, apuntó.